Viñedos del Contino nació en 1973, siendo los primeros vinos de parcela de Rioja. Se trata de una antigua casa solariega situada en Laserna, en tierras de Laguardia, y rodeada por 62 hectáreas de viñas, en un meandro del Ebro, de las que obtiene todos sus vinos. Son reconocidos internacionalmente por su carácter frutoso, moderno y elegante a la vez, herederos de la mejor tradición riojana.
Desde 2017, Jorge Navascués es el Director Técnico de Viñedos del Contino. Descubre la entrevista que le han hecho en Sobremesa:
En 2017 vivió la propuesta de incorporarse a Contino como director técnico como un sueño hecho realidad, “uno de esos trenes que solo pasa una vez en la vida. Han sido ya cuatro años y cinco cosechas pero cada vez que entro en la bodega, me pellizco para saber que es real. Lo vivo como una gran felicidad e intento disfrutar cada segundo”.
¿Cómo se vive la responsabilidad de tomar el relevo a un personaje tan significativo en la historia del vino español como tu predecesor en el puesto, Jesús Madrazo?
“Cuando entré en Contino tuve primero una fase de alegría, de emoción, pero rápidamente pasé a otra de nervios, incertidumbre y miedo. Continuar con el trabajo de Jesús era un gran reto y no solo por su figura, sino por la enorme responsabilidad de representar a una bodega que había sido uno de mis iconos como consumidor. Por suerte, me incorporé en agosto y así tuve unos meses, hasta la vendimia, para trabajar codo a codo con él. Teníamos ya una relación muy buena, éramos amigos, y en estos cuatro meses juntos intentó darme toda la información que él había compilado a lo largo de veintitantos años. Lleva tiempo llegar a conocer bien Contino.”
¿Sigue viviendo Contino esa ambición de ser el gran “château” de Rioja con la que nació en 1973?
Es una finca pequeña de poco más de sesenta hectáreas que comprende un universo de microparcelas: hay suelos aluviales, arenosos, pedregosos, calcáreos… En 400 metros vendimiamos con diez días de diferencia. El río Ebro la delimita y aporta una humedad muy beneficiosa en las noches de verano. Estamos en la parte más cálida de la Rioja Alavesa, casi más cerca de Logroño que de Laguardia, así que el clima ya no es tan continental y tiene una parte mediterránea, con la ventaja de que estamos muy cerca de la sierra de Cantabria, que pone frescor. La bodega es preciosa y estuvo concebida desde el principio con mucho criterio, una tecnología muy buena y conceptos tan actuales como el trabajo en hormigón o grandes tinos de madera. Hoy en día que está tan en boga el tema del Viñedo Singular, no deja de ser uno de los mejores ejemplos en nuestro país, con ese toque bordelés que ponen las viñas rodeando la bodega, y la vocación de poner en valor una mezcla de las distintas microparcelas.
Para mí no hay nada más moderno que un clásico renovado y eso es Contino.
También estuvieron entre los primeros en trabajar en solitario con una variedad difícil, la graciano. ¿Es verdad que el cambio climático está ayudando?
A la graciano el cambio climático le está viniendo fenomenal. Hace veinte años era una uva de manejo complicado, con un equilibrio ácido difícil y un tanino que necesitaba tiempo en la botella. Pero fueron muy valientes, el tiempo les ha dado la razón y el clima ha ayudado un poco porque ahora su maduración es cada día más interesante. El calentamiento es un gran problema, pero no todo es negativo. Las fechas de vendimia son cada vez más tempranas pero las cepas brotan cada año antes así que su ciclo de vida, que es lo importante, es cada vez más largo, aunque en consecuencia tengamos el riesgo cada vez mayor de las heladas. Estamos ante las vendimias más tempranas de la historia, pero los vinos no están peor, aunque, como siempre, hay años como 2017 o 2019 que son más cálidos. Creo que la próxima añada 2021 de Contino estará a la altura de las míticas.
Los Contino clásicos han tenido siempre un cupaje a la riojana, con una gran base de tempranillo complementada con graciano, mazuelo… ¿Se esperan cambios?
Este es nuestro ADN. Lo que ha hecho mítica a la Rioja han sido los tempranillos de guarda, la evolución tan larga que tienen. Pero graciano y mazuelo van a ser claves en el futuro de Rioja. Creo que en los próximos años vamos a ver cómo el porcentaje de graciano en los vinos de Rioja va a ir aumentando y va a pasar de ser una secundaria que va muy bien a ganar protagonismo, porque la tempranillo es obvio que cada vez tiene mayores problemas, ya que su PH va siendo más alto y la acidez más baja y, aunque aún hay trabajo de viticultura que hacer, no puedes luchar contra la naturaleza. Pienso que del 5-10% de estas variedades en las mezclas, vamos a ir subiendo a un 15-20%. Y este año, en Contino hemos elaborado por segunda vez un varietal 100% mazuelo.
¿Fue la asignatura más difícil al llegar el manejo de las crianzas “a la riojana”?
Me atraía mucho el tema de los reservas y grandes reservas, tan difíciles de hacer en mi región. Sobre el papel, parece complicado, pero es el propio vino el que te va marcando el camino. Frente a lo que pasa en zonas más sureñas, en las que ves que el vino se va haciendo viejo en las barricas, en Rioja lo que se consigue es alargar su juventud, porque variedad y zona te lo permiten. Cuando CVNE se lanzó a la creación de Contino fue porque algunos de sus grandes vinos icónicos, como los Viña Real de los años 50 y 60, se elaboraban en parte con uva de esta finca y hoy se disfrutan con muchas décadas en botella. Hay que ser respetuoso con lo que se ha hecho siempre; es un camino que no puedes acortar.
Nuestras condiciones naturales son perfectas para elaborar grandes tintos de guarda y larga crianza.
¿Está siendo positiva para Contino esa vuelta de la moda a lo elegante, la complejidad y el clasicismo que ha sido la clave de los grandes riojas?
Las tendencias van y vienen, son pasajeras y Contino es ahora más actual que nunca. Es verdad que ese retorno a la tradición nos favorece, pero volver al clasicismo es intentar hacerlo cada día más grande. Antes odiábamos las barricas viejas, ahora las nuevas… Estamos aún en la búsqueda de la fórmula perfecta para perfilar los vinos. Manteniendo el estilo, aún hay mucho por hacer. Contino pertenece a una casa muy clásica como es CVNE y ahora vamos a catar reservas y grandes reservas, pero también vinos de paraje como Viña el Olivo porque la apuesta de finales de los años 90 por ir a buscar la mejor parcela se reveló un éxito. Pero, a pesar de lo especial que es, no sé si es mejor que el ensamblaje de tres que hacemos para el Gran Reserva. Uno de mis grandes retos, quizá por un tema conceptual, es poner esos dos grandes vinos al mismo nivel.